jueves, 1 de marzo de 2012

Si no follas, no conduzcas


En estos tiempos revueltos de crisis de todos los tipos, de cambios climáticos, de alineaciones planetarias, de saltos cuánticos, aprendizajes de todo tipo y, … ascensiones a nuevas dimensiones, la mayoría de los humanos andamos medio chalados, hemos perdido el rumbo, no sabemos hacia donde ir, los valores y creencias que teníamos están dejando de tener valor y sobre todo estamos perdiendo la ilusión, las ganas de vivir y también las ganas de jugar.

Nos dijeron hace tiempo que debíamos cuidar a nuestro niñ@ interior, ya que en él está todo el propósito y sabiduría que necesitamos para vivir con sentido; pero el niño tiene ganas de jugar y nosotros los adultos, nos hemos vuelto tan serios que, no tenemos tiempo para hacerlo y, las ganas de reír, casi las hemos olvidado.

La tristeza, el desánimo, la depresión, el estrés, la falta de creatividad,… han alejado nuestras ilusiones, hemos olvidado la creatividad y especialmente hemos olvidado las ganas de vivir la vida, de disfrutar de ella, de ser felices,…es más, hemos elaborado un nuevo programa en el que la felicidad es sinónimo de imposible y donde el sufrimiento empieza a ser considerado como algo normal e inherente al ser humano. ¡¡¡ Dios, dónde estamos !!!

Frente a este panorama todos vamos tensos, casi no nos saludamos, no escuchamos, nos cabreamos y lo peor de todo no nos vemos, ni queremos ver, por miedo, lo que nos rodea y vamos casi ciegos por la vida…. ¿creéis que con esta escasa visión de la vida, nos dejarían conducir por ella?: somos un peligro social porque podemos asustar, chocar, atropellar o dañar a muchas de las personas que están a nuestro alrededor. Con esta actitud de resignación, fatalismo aceptado, culpabilidad o karma mal entendido, no podemos llegar muy lejos.

Hay otra forma de tomarse la vida, más alegre, más divertida y cómo no, más profunda y seria si cabe. Tenemos un cuerpo para vivir, para aprender a ser, sentir, percibir, gozar, reír, expresar nuestro amor y… como no gozar de un buen sexo y follar.

Las personas que aman y son amadas, los seres que intercambian amor, hormonas, microbios, fluidos y emociones, las personas que practican el sexo de forma hermosa y responsable, son mucho más sanas, gozan de un humor excelente, son más creativas, perspicaces y son especialmente felices, a veces incomprensiblemente felices a los ojos de muchos profanos.

¿Qué ocurre con la sexualidad?: que por un extremo u otro la hemos sacado de contexto, la hemos distorsionado y castrado tanto que o la consideramos pecado o la situamos en la cima de nuestros más elevados deseos.

La sexualidad bien entendida es inherente a los humanos, desde nuestro nacimiento, la sensualidad se manifiesta ya en los recién nacidos: baño, masaje, caricias, lactancia,…. y genera hormonas saludables que nos hacen optimistas y vitales, la sexualidad crece con nosotros y sólo empieza a distorsionarse cuando desde la niñez se dan respuestas ambiguas o incluso erróneas a las preguntas más bellas y esenciales. Cuando llegamos a la adolescencia y con ella al despertar de las hormonas, la sexualidad se vuelve explosiva y necesita respuestas muy concretas. Los adultos la hemos redimensionado, algunos volviéndose obsesos (especialmente los hombres) o abandonándola progresivamente (a partir de los 40) para dejarla como algo que sólo hay que hacer de vez en cuando.

El sexo puede ser tan humano y salvaje como se quiera y tan divino y sagrado como nos dé la gana. Nuestros genitales y sexo están situados en la base de nuestro cuerpo, en conexión con la tierra y relacionados con nuestros dos primeros xacras, justo donde el Yoga nos dice que está dormida la gran energía Kundalini, la que al despertarse eleva nuestra Consciencia en forma de orgasmo casi cósmico y nos lleva a sentirnos Uno con el Todo.

Hay algunos textos que hacen mención a la sexualidad como “el gran regalo de los dioses”, podéis ver uno muy hermoso que es un extracto del libro digital “Mensajeros del Alba y cada vez hay más personas, movimientos, corrientes, que consideran la sexualidad como el medio ideal para alcanzar niveles de consciencia superiores sin olvidar, lo sana, divertida y placentera que es.

Imaginaros un mundo donde las personas de todas las edades, sexos y condiciones hicieran el amor con sus propios cuerpos y a partir de cierta edad lo compartieran con las personas que eligieran, un mundo donde tocarse, masturbarse, producirse placer no fuera malo ni pecaminoso o peligroso, un mundo donde la sexualidad fuera mucho más que follar o echar un polvo, un mundo donde la creatividad, la alegría, diversión, placer, y todos los atributos que queráis del buen sexo pudiéramos compartirlos, sin tabúes ni barreras, ni miedos con los seres que amamos, un mundo donde “follar” fuera divino.

En este mundo las personas serian felices, estarían mucho más sanas, los problemas se resolverían de forma más fácil y creativa, la gente sonreiría y se saludaría, dejaríamos sentarse y escucharíamos a los ancianitos y jugaríamos con los niños,… sería un mundo muy superior al que estamos viviendo y circular por él sería un placer.

Bienvenidos a la Magia del Sexo.

Ignasi