viernes, 13 de noviembre de 2015

¡ESTO SÍ ES UN ORGASMO!

Bendito orgasmo de Cérvix.


El orgasmo de cérvix es muy probablemente el orgasmo menos conocido por las mujeres, al hallarse éste en un lugar bastante escondido y profundo; por ello, este tipo de orgasmo ha sido ignorado durante mucho tiempo y es en honor a las mujeres por lo que creo que ya es hora de hablar de él.

Según cuentan las mujeres que han podido disfrutarlo, probablemente es uno de los orgasmos más bellos de todos los que se puedan tener; es profundo, sienten cómo se acerca lentamente, como se va apoderando de ti sin prisas, penetra cada vez más adentro, pueden llegar a sentirlo en todo el espacio interior que hay entre la vagina y el corazón y dura más que ninguno; algunas mujeres dicen que gozaron durante más de tres minutos.

La experiencia me dice que, cuando más internos y escondidos son los puntos que estimulamos, más profundos son los orgasmos y conectan mejor con la esencia femenina, con el alma de mujer. Este orgasmo, pues, es el más indicado para sentir la unión del cuerpo con la tierra y del sexo con el alma y con el cielo.

Nadie discute la calidad de un orgasmo de clítoris o de punto G, pero todas estaréis de acuerdo en que es más fácil, rápido, intenso, sexual y placentero; aunque por el hecho de no penetrar tanto en tu interior, haciéndote vibrar y sentir muy especial, no te sumerge en un estado tan especial de paz, libertad y felicidad profunda.

La primera observación es que no todas las parejas pueden alcanzarlo, la profundidad de su vagina o la longitud del pene no siempre son las adecuadas, aunque las vaginas y penes adecuados (la gran mayoría) tampoco lo consiguen porque pasan de largo. El típico vaivén del pene en la vagina, que tanto gusta a muchos hombres, el “meterla hasta el fondo” de otros, son grandes enemigos de este tipo de orgasmo.

El cérvix está en el fondo de la vagina, pero a su alrededor hay una hendidura muy extensible (cul de sac) que permite cobijar penes de gran tamaño, cuando pasan de largo. Cuando es debidamente estimulado, el cérvix se despierta y siente de forma lenta, progresiva, ascendente, mágica, casi extática. Un pene de tamaño estándar debe de entrar despacio, sintiendo y procurando reconocer su camino, hasta llegar a tocar (con la suavidad con que va entrando) el punto; si sigue avanzando el pene pasará de largo y se cobijará en el cul de sac.

Cuando el pene siente que ha llegado a este punto debe pararse, dejar de embestir, de dar vaivenes y concentrarse en el placer de sentirse abrazado, cobijado por la vagina… aunque rompa algunos esquemas; esta pasividad es muy excitante y puede generar orgasmos muy intensos en el hombre. La mujer puede abrazar, absorber el pene de su hombre con contracciones voluntarias de su músculo pélvico (Pubo-coccíneo), si quiere volverlo loco de placer. He comentado que hablaría de los orgasmos femeninos de cérvix, no de los masculinos, pero hago este inciso para que los hombres se animen, por que vale la pena.

Cuando el hombre ha llegado a este punto, deberá quedarse quieto, empezar el ritual de ir despertando esta zona al placer; lo primero que hará el hombre es respirar, calmarse y estar por ella, poniendo toda la atención en la punta de su pene, sobre esta delicada y sensible zona que es el cérvix. La intención es primordial, nuestra energía sexual debe de ir acumulándose en el glande masculino, en su punta… y esta energía debe irse proyectando hacia el útero de la mujer, su femenino más sagrado, creador, donde están o estuvieron sus ovarios, óvulos, menstruación, ciclos lunares, donde sus arquetipos femeninos danzan entre una niña y una diosa que juegan a ser madre, hechicera, amante o guerrera. La energía debe de proyectarse hacia su interior como si fuera un haz de luz (Lingam: vara de luz). Aunque en principio el hombre ignore todo esto debe poner consciencia de que está tocando la zona más sagrada de la esencia femenina.

Cuando él ha tomado consciencia y ella ha sentido que algo especial y maravilloso está ocurriendo en su interior, el hombre empezará a moverse muy suave y lentamente, acariciando, dando leves toques, estableciendo un sutil movimiento circular a la punta de su pene, mediante ligerísimos movimientos de cadera. Estas caricias despertarán en la mujer, un placer que irá subiendo de forma lenta y profunda; la sensación de liberación, casi de éxtasis que precede a este orgasmo propiciarán un fin maravilloso, y los espasmos de placer de ella casi seguro llevarán al hombre a otro orgasmo más poderoso de lo que ahora, sin saberlo,  pueda imaginarse.

Estos orgasmos también pueden procurarse con el dedo corazón (el más largo) de la mano derecha (la más masculina) siempre y cuando podamos alcanzar la zona. Si hacemos una ligera presión, con la mano izquierda, sobre su pubis, haremos bajar ligeramente su matriz y con estos dos movimientos del dedo y la mano podremos proporcionar este orgasmo a nuestra pareja.

Sé que hay juguetes que están diseñados para este punto, pero la sutileza y delicadeza de su contacto dependerá de una mano que no sabe exactamente sobre donde y cómo actúa el juguete; personalmente creo que este punto tan especial prefiere piel con piel.

“…había perdido la noción del tiempo, sus besos, sus caricias, contacto, palabras, sonidos… , me habían embriagado, en mis devaneos soñaba con un hombre-dios capaz de hacerme suya y hacerme sentir su pasión, su respeto, su adoración por mi persona, por mi cuerpo y por mi sexo cada vez más húmedo; pedía a gritos que me penetrara, que me poseyera y me hiciera sentir ser su mujer y su diosa, quería su sexo erecto y deseaba sentir en mis entrañas su hombría y masculinidad, acompañándome en mi dulce muerte, donde mi sueño me haría volar muy… lejos.

Mi hizo suya, penetrándome con firmeza, mirándome a los ojos y diciéndome con pasión: así… ya eres mía… me encanta… estate quieta, voy a metértela hasta el corazón, hasta el alma… mis ojos se humedecieron de emoción, era él, mi hombre y mi dios, follándome como a una diosa… mis labios temblaban húmedos, abrazando su hombría, mi corazón palpitaba loco deseando sentir su pene, su Lingam fundiéndose en él.

El muy cabrón se quedó quieto mirándome, suspirando, respirando, respirándome… empecé a sentirlo en mi interior, se movía muy lento, acariciando con su pene, muy suavemente, este lugar sagrado de mis entrañas que me hacían sentir lo que jamás había sentido… su calor me iba llenando, su suave vaivén mecía mi alma y mi cuerpo, cerré los ojos y me dejé sentir, llevar… empecé a temblar muy dentro de mí, sentía subir por mi espalda una sensación muy agradable y poderosa… mis entrañas latían al ritmo de mi corazón… algo empezó a girar dentro de mi… dios mío, ¿qué me estás haciendo? dije. Mis pensamientos desaparecieron, mi cuerpo estaba a punto de estallar de placer y mi alma, no sé, quería emprender un vuelo hacia las estrellas…

Sentí que me decía… respira, respira, no tengas prisa… respiré… y sentí como mi cuerpo se volcaba hacia dentro, se perdía, desaparecía, moría de placer… me vi llena de luz, estallando y fundiéndome con las estrellas, volando cabalgada por mi potro-dios…

Nunca me había sentido tan libre, tan diosa, tan mujer, tan hembra… bendito seas tu y tu polla-Lingam sagrados. Gracias mi dios.

Que podáis disfrutarlo y no os impacientéis si no lo conseguís a la primera, todos somos principiantes y deberemos aprender a sentirlo antes de vivirlo, aunque seguro que practicando os lo pasaréis divinamente!!!

Ignasi Tebé
Terapeuta, escritor y educador sexual. Tel 667 761 640
Facilitador de cursos y talleres para Hombres, Singles y Parejas
www.ignasi-aurea.com