sábado, 30 de julio de 2016

LA SANACIÓN SEXUAL FEMENINA, a través del masaje tántrico

Algunas mujeres, en el devenir de su vida sexual, se encuentran con bloqueos que les impiden poder darse plenamente y por lo tanto gozar de una hermosa sexualidad. Estos bloqueos a veces son conscientes, la mujer recuerda las causas que los crearon: relaciones nocivas, malos tratos, abusos, violaciones, miedos, complejos, tabús, creencias limitantes, prejuicios heredados… otras veces (más de lo que pensamos) las causas pueden estar muy escondidas en su interior y no ser consciente de ellas.

En todos los cuerpos, las células tienen memoria y recuerdan los hechos que acontecieron en un pasado y que nos están bloqueando. Son experiencias oscuras, limitantes que, sin desearlo, nos están dañando, ensombreciendo nuestra capacidad de gozar de la vida y de sentir placer. No se puede alcanzar la felicidad completa si en nuestro cuerpo o en nuestra alma hay viejas heridas que bloquean estas energías y nos impiden fluir. Tenía que ser el Tantra el que a través de los distintos tipos de masaje, de la danza entre las energías Yin y Yang, entre almas, entre cuerpos… ofreciese formas de sanar a Hombres y Mujeres de estos daños, muchos de ellos relacionados con formas malsanas de vivir la sexualidad.

En el mundo del Tantra, el hombre conectado con su alma (Shiva) que canaliza la sanación a través del masaje sagrado y de la energía sexual, es conocido como “Daka”.

En esta hermosa filosofía de vida, el sexo de la mujer recibe el nombre de Yoni (Templo Sagrado de la Diosa) y el sexo del hombre el de Lingam (Vara de Luz que ilumina el Templo). Es desde esta consciencia íntima de lo físico (terrenal) y de lo sagrado (divino) que la sanación tántrica se puede transformar en una realidad y obrar el milagro de la conexión interior y de la armonía entre cuerpo y alma, entre sexo y éxtasis.

La luz y el amor de la energía masculina del Daka van llenando progresivamente las zonas oscuras donde se anclaron las malas experiencias, especialmente en sus puntos más sagrados. Sus manos y sus dedos, durante el masaje sanador, cuando entran en contacto con el Yoni, iluminan desde su alma, el Templo Sagrado, haciendo que la luz vuelva al femenino.

En este nivel de consciencia, el Daka entra en comunión con los sentimientos más profundos del alma de la paciente y deja que la música, el aceite, las palabras que fluyen, la respiración consciente y los movimientos de sus dedos y manos, sean el instrumento sagrado de la sanación profunda.

La paciente, relajada y confiada, abrirá su alma ante la paz, la luz, la sabiduría y el amor que está recibiendo del Daka, su instinto querrá eliminar aquellos obstáculos que le impiden sentirse libre de ser feliz, que le impiden amarse y sentirse plenamente amada, comprender el amor en toda su profundidad, alcanzar el verdadero placer sexual, abrirse a la felicidad y lograr el éxtasis liberador que le haga sentirse humana y divina a la vez.

Muy profundo y protegido dentro del Yoni de la mujer está su Punto Sagrado (punto G), que también es el lugar donde se almacenan todas las experiencias que han causado heridas asociadas a la sexualidad de cualquier origen. Si se persevera en el masaje de este punto, escuchando y amándolo tiernamente, este lugar herido en su interior sanará, y con ello las antiguas heridas del pasado. Y al sanarse de esta forma la mujer puede despertar en ella el poder de su diosa, algo que nunca había conocido antes.

Esta sanación-liberación puede iluminar la vida de la mujer en todos los aspectos, y permitirle el acceso a la Sexualidad Sagrada, donde orgasmo y éxtasis se funden y la consciencia adquiere una nueva dimensión.

Cuando el Daka-Dakini toca el cuerpo de una persona lo honra, como si Dios mismo estuviera allí, y él/ella están justamente sirviéndolo, fluyen totalmente con la energía, y, siempre que ven al cuerpo fluyendo y la energía creando un nuevo modelo de armonía, sienten una sensación que nunca habían sentido antes y entran en una profunda meditación.

Cuando dan masaje, sólo masajean, no piensan en otras cosas porque son distracciones, se sitúan en sus dedos y en sus manos como si todo su ser, toda su alma estuvieran allí. Toda su alma entra en el cuerpo del otro, para relajarlo y sanarlo en profundidad y no lo sienten como un trabajo, sino como una danza entre el masculino y el femenino, casi como un juego.”
Osho

Que el Amor os haga libres!

Ignasi
Daka, educador sexual y escritor.
Facilitador de talleres y cursos para Hombres, Mujeres y Parejas

lunes, 11 de julio de 2016

EL TANTRA Y EL SEXO ORAL (Auparishtaka)

Supongo que la mayoría de los lectores de este Blog ya saben que en el mundo del Tantra, casi todas las variantes sexuales pueden ser contempladas como sagradas, puesto que todo depende del respeto, la actitud y la consciencia que se ha de tener para vivir esta filosofía y gozarla, entre otras cosas, a través de la sexualidad.

En el Tantra, la actitud Yang siempre es desde la Honra, el respeto, la admiración, veneración… esta actitud genera más confianza entre los amantes y hace que la relación sea más sagrada cada vez; todo ello despierta la energía Yin que es la receptividad, desde la entrega y la rendición y siempre desde la más absoluta libertad.

El sexo oral está entre los más sagrados, ya que lleva implícito el placer (no la reproducción) y el dador/a (Yang) puede entrar en la actitud de honrar, amar, respetar, venerar el sexo de su pareja, además de gozarlo en toda su plenitud y con todos los sentidos. El receptor/a (Yin) se entregará al placer que le está ofreciendo su amante y, esta actitud lo hará más receptivo, vulnerable, pudiendo conectar con su esencia más íntima, entregándose no sólo al placer sino a la contemplación progresiva de las sensaciones y emociones a través de su cuerpo, su corazón, su alma y de su éxtasis orgásmico.

El sexo oral nos lleva a unir lo que es arriba con lo que es abajo: si nuestros genitales y primeros chacras conectan con la energía tierra y los superiores de la cabeza nos conectan con nuestra sabiduría y con el universo, la unión de los genitales con la boca, de la tierra con el cielo, entre los amantes, genera una energía muy poderosa que ha sido contemplada en casi todos los cánticos y rituales sagrados del antiguo tantra.

La cultura y religiones occidentales ensuciaron los genitales y la sexualidad, en cambio, el tantra siempre ha considerado básica una exquisita, delicada y casi ritualística higiene en todo lo que se relaciona con el sexo: el baño y la limpieza del cuerpo, genitales, recto, manos, boca…forman parte de los rituales del Maithuna (unión sagrada). Cuando están limpios podrán ser ofrecidos a nuestro/a amante para que pueda gozar de ellos plenamente.

Cuando se parte de esta base de respeto, honra y ofrecimiento, los fluidos sexuales se transforman en estimulantes aromas capaces de transmitir emociones, su combinación con la saliva y con la secreción mágica de la amrita (hablaré de ella en otro artículo), genera lazos cargados de energía tanto física y psíquica, como mágica, se intercambian energías, la química y las hormonas intervienen provocando estados de consciencia más sutiles, estas secreciones maravillosas llegan a nuestro cerebro (pineal y pituitaria) de forma sublingual, rápida e intensa, abriéndonos a nuevos estados de consciencia.

En el sexo oral la lengua del hombre se transforma en un sutil lingam (pene) que puede acariciar de forma muy especial y penetrar sutilmente el yoni de la mujer (Shakti). Los labios de la mujer se transforman en su yoni (vagina) envolviendo, acariciando, succionando amorosamente el lingam del hombre (Shiva). En esta danza ambos dan y reciben a la vez, ya que la comunión total embelesa a los amantes y los prepara para el éxtasis.

Todo ello nos lleva a vivir el sexo oral de otra forma mucho más hermosa que la que hasta ahora hemos vivido (sin quitarle ningún mérito), ya que cuando ponemos consciencia, actitud… nuestro cuerpo y sexo, corazón y emociones, alma y sentimientos… el placer y las emociones se multiplican de forma exponencial y los orgasmos se transforman en maravillosas e inexplicables vivencias.

Además, el sexo oral mutuo (69 o posturas opuestas del Tantra y Kamasutra como la del Cuervo) permiten una relación tranquila, sentida, dulce, amorosa que facilita la contemplación del sexo de la pareja, su adoración y el placer de ambos amantes; la vieja sabiduría nos recomienda que primero uno sea el dador y luego el receptor ya que ambos a la vez puede impedir el goce y la conexión entre el dar y el recibir (entre el yang y el yin).

Así lo viví aquel día memorable…

“Habíamos estado un tiempo indefinido acariciándonos, besándonos, tocándonos… el placer de sentir su piel rozando la mía, había ido en aumento, necesitaba sentir sus humedades y empecé a besarla locamente en su boca, nuestras lenguas danzaron juntas, nuestras hormonas nos hicieron volver locos de deseo, nuestros sexos empezaban a rezumar nuestra pasión y la danza se prolongó por todo el cuerpo…

Estábamos los dos tumbados de costado, mi cabeza entre sus muslos y la suya entre los míos, buscando nuestros sexos, contemplándolos, descubriendo sus ocultos e íntimos escondites, besándolos, oliendo, lamiendo, saboreando… parando para tomar aire y sintiendo… Después de unos largos minutos de pasión, nos quedamos quietos, sentía su aliento en mi sexo y el olor y sabor de su flujo me estaba embriagando y elevando a un nivel de consciencia extraño, sentí como un mareo que me estaba llevando más allá de mi cuerpo.

Empecé a lamer y acariciar con mi lengua y húmedos dedos sus labios mayores, me encantaba y sabía que a ella le gustaba muchísimo, que los cogiera, acariciara y lamiese, incluso rozase con mis dientes, primero uno, luego el otro, los dos… se pusieron preciosos, más carnosos y rosados, entré con mis dedos buscando la sutileza, finura y textura de sus labios internos, la humedad, temblor y emoción, estaban volviendo mágico el momento, mi dedo corazón se atrevió a entrar buscando su punto sagrado, se estremeció y empezó a jadear… la sentía en mi sexo, como si ella y yo fuéramos uno, como si mi pene estuviera en su garganta, ella inmersa en su creciente placer de vez en cuando besaba mis testículos o lamía mi sensible miembro.

Mi lengua y labios empezaron a ascender de forma juguetona por aquel húmedo camino que trazaban sus labios vaginales, la veía y sentía cada vez más diosa, más sagrada, su húmeda cueva me sabía a templo de diosa, su flujo a néctar alucinógeno, la lengua trazaba distintos caminos para ir  acercándose despacio a su perla maravillosa, por fuera, más hacia dentro, por el medio, más lento, suave, con más presión, cerrando los labios, succionando suavemente sus pliegues… mi lengua quería disfrutarla y jugar con aquella hermosa vagina de diosa abierta a mí y al placer que le estaba ofreciendo, su clítoris había crecido lo suficiente para tomarlo entre mis dedos, aprisionarlo con los labios, besarlo, chuparlo… hacerle perder el mundo de vista. Sentí que su dulce muerte llagaría muy pronto y aflojé.

Paré, la respiré, la sentí palpitar, respirar, suspirar, gemir… entró en mi corazón… en mi cuerpo, en mi pene… lo sentí hincharse, noté el hormigueo interior que anunciaba mi clímax… respiré hondo mandando toda esta energía hacia mi cabeza, llenando mi cuerpo, abrazando mi corazón, respirando como había aprendido… me calmé, se calmó y de forma mágica ambos entramos en un final que no se puede explicar. Ambos abrazamos la locura del deseo, del placer y de una comunión que nos hacía sentirnos uno en medio de un maravilloso universo, la sentí estremecerse, gritar, arquearse, agarró mi cabeza con fuerza contra su sexo… exploté gritando como ella, perdiendo este mundo de vista y abriéndome a algo nuevo e indescriptible.

Cuando volví me encontré abrazado a su vientre, con lágrimas en los ojos, rebosante de amor y sobre unas sábanas mojadas.”

Que lo viváis intensamente

Ignasi Tebé

Sanador, escritor y educador sexual. Tel 667 761 640
Facilitador de cursos y talleres de Tantra para Hombres, Singles y Parejas
Colaborador de Sex Aademy Barcelona...