Algunas mujeres, en el devenir
de su vida sexual, se encuentran con bloqueos que les impiden poder darse
plenamente y por lo tanto gozar de una hermosa sexualidad. Estos bloqueos a
veces son conscientes, la mujer recuerda las causas que los crearon: relaciones
nocivas, malos tratos, abusos, violaciones, miedos, complejos, tabús, creencias
limitantes, prejuicios heredados… otras veces (más de lo que pensamos) las
causas pueden estar muy escondidas en su interior y no ser consciente de ellas.
En todos los cuerpos, las
células tienen memoria y recuerdan los hechos que acontecieron en un pasado y
que nos están bloqueando. Son experiencias oscuras, limitantes que, sin
desearlo, nos están dañando, ensombreciendo nuestra capacidad de gozar de la
vida y de sentir placer. No se puede alcanzar la felicidad completa si en
nuestro cuerpo o en nuestra alma hay viejas heridas que bloquean estas energías
y nos impiden fluir. Tenía que ser el Tantra el que a través de los distintos
tipos de masaje, de la danza entre las energías Yin y Yang, entre almas, entre
cuerpos… ofreciese formas de sanar a Hombres y Mujeres de estos daños, muchos
de ellos relacionados con formas malsanas de vivir la sexualidad.
En el mundo del Tantra, el
hombre conectado con su alma (Shiva) que canaliza la sanación a través del
masaje sagrado y de la energía sexual, es conocido como “Daka”.
En esta hermosa filosofía de
vida, el sexo de la mujer recibe el nombre de Yoni (Templo Sagrado de la Diosa)
y el sexo del hombre el de Lingam (Vara de Luz que ilumina el Templo). Es desde
esta consciencia íntima de lo físico (terrenal) y de lo sagrado (divino) que la
sanación tántrica se puede transformar en una realidad y obrar el milagro de la
conexión interior y de la armonía entre cuerpo y alma, entre sexo y éxtasis.
La luz y el amor de la energía
masculina del Daka van llenando progresivamente las zonas oscuras donde se
anclaron las malas experiencias, especialmente en sus puntos más sagrados. Sus
manos y sus dedos, durante el masaje sanador, cuando entran en contacto con el
Yoni, iluminan desde su alma, el Templo Sagrado, haciendo que la luz vuelva al
femenino.
En este nivel de consciencia,
el Daka entra en comunión con los sentimientos más profundos del alma de la
paciente y deja que la música, el aceite, las palabras que fluyen, la
respiración consciente y los movimientos de sus dedos y manos, sean el
instrumento sagrado de la sanación profunda.
La paciente, relajada y
confiada, abrirá su alma ante la paz, la luz, la sabiduría y el amor que está
recibiendo del Daka, su instinto querrá eliminar aquellos obstáculos que le
impiden sentirse libre de ser feliz, que le impiden amarse y sentirse
plenamente amada, comprender el amor en toda su profundidad, alcanzar el
verdadero placer sexual, abrirse a la felicidad y lograr el éxtasis liberador
que le haga sentirse humana y divina a la vez.
Muy profundo y protegido dentro
del Yoni de la mujer está su Punto Sagrado (punto G), que también es el lugar
donde se almacenan todas las experiencias que han causado heridas asociadas a
la sexualidad de cualquier origen. Si se persevera en el masaje de este punto,
escuchando y amándolo tiernamente, este lugar herido en su interior sanará, y
con ello las antiguas heridas del pasado. Y al sanarse de esta forma la mujer
puede despertar en ella el poder de su diosa, algo que nunca había conocido
antes.
Esta sanación-liberación puede
iluminar la vida de la mujer en todos los aspectos, y permitirle el acceso a la
Sexualidad Sagrada, donde orgasmo y éxtasis se funden y la consciencia adquiere
una nueva dimensión.
“Cuando el Daka-Dakini toca el cuerpo de una persona lo honra, como si
Dios mismo estuviera allí, y él/ella están justamente sirviéndolo, fluyen
totalmente con la energía, y, siempre que ven al cuerpo fluyendo y la energía
creando un nuevo modelo de armonía, sienten una sensación que nunca habían
sentido antes y entran en una profunda meditación.
Cuando
dan masaje, sólo masajean, no piensan en otras cosas porque son distracciones,
se sitúan en sus dedos y en sus manos como si todo su ser, toda su alma
estuvieran allí. Toda su alma entra en el cuerpo del otro, para relajarlo y
sanarlo en profundidad y no lo sienten como un trabajo, sino como una danza
entre el masculino y el femenino, casi como un juego.”
Osho
Que el Amor os haga libres!
Ignasi
Daka, educador sexual y
escritor.
Facilitador
de talleres y cursos para Hombres, Mujeres y Parejas